Diarios, estoicismo

La posibilidad de lo imposible. Semana 42

J/17.L

Has llegado al aeropuerto como siempre, con tiempo de sobra y tiempo para todo. Eres así.
Tomas un mal café. Sobre las once vuelas a Palma de Mallorca. Te agrada el viaje.
Los sueños de hoy te han inquietado. Abandonabas todo, dejabas tu trabajo y empresas en contra de la opinión de los demás, de los tuyos, y desaparecías. No sabes dónde, pero te ibas. No es que no lo hayas 0ehsado en alguna ocasión, pero de esos arrebatos de hartazgo. Sabes que es algo que no solo no te puedes permitir, es que no lo quieres hacer; por muy cansado que estés estás a gusto en estos momentos. Pero el sueño parecía real. Estabas ahí, no sabes si yéndote o huyendo.

“El destino de cada hombre está determinado por lo que éste piensa de sí mismo.” Henry David Thoreau

Si escribo, tengo la sensación de que las cosas perdurarán para siempre. Escribir es una forma de mantener los recuerdos vivos, de que no se pierdan.

La única forma de ser libre es la virtud, siendo la paz de espíritu –ataraxia– y el autodominio –apatheia– el camino para serlo y, teniendo siempre en cuenta, la igualdad espiritual de todos los seres humanaos.

Todo tiene su momento. Todo lleva el ritmo que debe llevar. Todo sigue su propia naturaleza, no la que nosotros tratemos o queramos imponer.
Aceptar nuestro pasado. Perdonarnos los errores que cometimos. Perdonar a os que se equivocaron con nosotros.
No olvidemos lo vivido. El pasado es nuestra historia, partes de nuestra vida. Querer suprimir partes de nuestra vida es matar partes de nuestra alma.
No sabemos del futuro. Será como tenga que ser.
Hacer bien el presente provoca un buen futuro.

Llegas a Palma incluso antes de lo previsto, algo poco habitual en los viajes de avión.
Dejas la bolsa en el hotel, céntrico, y marchas a caminar y elegir el lugar para comer.
Te mueves por esas calles de esta ciudad, saturada de personas, extranjeros en su mayoría.
Decides hacer la comida en Celler Sa Premsa, un restaurante típico de comida mallorquina en el que ya has estado alguna vez. Coméis bien, coméis económico.
Tras los postres te quedas solo, tomando un café y un licor de hierbas mallorquín. A nuestro lado comían una chica, señora, aparentemente de tu edad, con un señor mayor que ella, pelo gris, que parecía su padre.
Al quedarte solo en la mesa, no puedes evitar, ya no había tanta  gente, escuchar. Esa manía de hablar en alto como si no hubiese nadie alrededor.
El hombre no decía prácticamente nada. La que hablaba, le hablaba, era su hija. Él miraba y atendía sin rechistar. Esperó al café para iniciar la conversación con el padre.
Los gestos de ella eran como cuando los padres nos aconsejaban, o abroncaban, de jóvenes; la diferencia en este caso es que era al revés.
Por lo que escuchaba, él viudo, aunque podría ser también divorciado.
Yo con mi licor de hierbas, que nada tiene que ver al de la península, atónito pero expectante. La señora -prefiero decir chica, porque no tiene ni más ni menos que yo- no deja de aconsejarle que no debe juntarse con otras mujeres, que no sabe bien quienes son, porque nadie sabe lo que pretenden. Que se deje de tonterías,  que ya no tiene edad. Que se dé paseos. Que qué hace yendo a esos bailes.
El hombre, me fijo, no contesta a su hija ni una sola vez. Estás seguro que si en vez de una hija se lo dijera un hijo, sí que le contestaría. Pero es su hija.
Analizas la situación con detalle. Cómo ella ha cambiado, de simpática a seria, en el transcurso de la comida.
Él ha venido a comer a sabiendas de lo que le esperaba.
El hombre aparentaba elegancia, vida, educación.
¿Tendría razón la hija en algo? Uff. No sabes. ¿Somos hijos o padres? ¿Tu hijo contigo, es hijo o a veces actúa como un padre? Todo depende de cómo se digan las cosas, de las circunstancias y de cómo actúe cada cual en el respeto del otro.
Lo que tienes claro es que este hombre, de avanzada edad pero vitalidad manifiesta, debe vivir felizmente los años que la vida le permitan.

Tienes la tarde con tiempos libres, decides comprar un pantalón corto, que has olvidado, y salir a correr un poco junto al mar.

El amigo DM te envía, con cariño, el evangelio del día con un mensaje que dice: “Muy bueno hoy, Jose.” Es esa parte del Evangelio de Mateo que te gusta y que trata sobre la venganza. Son tres mensajes. Uno de ellos lleva un audio en el que un locutor realiza una lectura del texto, en otro mensaje, otro audio, un sacerdote reflexiona, desde su punto de vista, sobre los versículos de la Biblia.
Lo escuchas con atención y le contestas, no merece menos, con gratitud:
“Querido Amigo D. Siempre mi gratitud. Y esa gratitud, como mínimo, de lo mucho que debo a mis Amigos de verdad, es leer lo que con cariño me envían. Y he leído y escuchado, en Mallorca, en un rato tranquilo y en Paz, ese tu siempre oportuno y agradecido mensaje.
Sabes que leo la Biblia cada día, como cristiano que soy, no tanto como católico, pero eso qué más da. Me siento más cercano al evangelismo y protestantismo, no me preguntes por qué. O sí y te diré. La Biblia es de Todos y para Todos los cristianos, profesen la corriente que profesen.
Es verdad que el Evangelio de Mateo, para mí, es de lo mejor. Creo que guarda toda la sabiduría y mensaje de Jesús. Su filosofía.
En esta parte, la de hoy, estoy más de acuerdo con la reflexión que hace el sacerdote, aunque no son santo de mi devoción. Es muy difícil poner la otra mejilla, no es tan difícil ayudar en el camino, pero sí aguantar que te pisoteen constantemente, como también explica, en su audio, el sacerdote.
Te tengo un cariño especial, a ti y vuestra familia. A toda. Sois realmente ejemplares. No hay mucho así, D. Y por donde voy hago orgullo de poder ser vuestro Amigo.
Y tú, amigo D, tienes una sensibilidad única. No la pierdas.
Tampoco olvides que a la tercera hostia que nos dan, pues habrá que defenderse. Yo no quiero que me peguen más, ya estoy para defender a otros, los que vienen detrás de nosotros.
Te quiero Amigo y de verdad, muchas gracias. Me ha venido genial escucharlo en este rato.
PD. Por cierto, para homilía, la mía.”


J/18.M

No has dormido bien.
Cenaste en uno de esos japoneses recomendados. Genial.
Llegaste al hotel no muy tarde. Te desnudaste y cuando estabas sentado en la cama, dispuesto a acostarte, todavía con la luz encendida, ves que de debajo de un mueble sale corriendo una cucaracha de esas rubias, de verano, casi como tu puño de grande –exageras-. Te quedas paralizado. Corre de un lado a otro por la habitación. No hay bicho que te dé más repugnancia. Decides coger la zapatilla más cercana y liarte a golpes hasta que compruebas que no se mueve.
Llamas a recepción del hotel con enfado. No piensas dormir en esa habitación. Sin muchas disculpas –como si estuvieran acostumbrados-, pero inmediatamente, un empleado te sube una llave de otra. Recoges todo y te trasladas, pero no te puedes dormir. A cualquier mínimo ruido crees que las cucarachas están invadiendo tu espacio, cayendo desde el techo sobre ti. Enciendes la luz varias veces para comprobar que no pasa nada, hasta que caes rendido.
El hotel es un cuatro estrellas, céntrico, no es nada económico. Aparentemente está muy bien. Está claro que tienen un problema, así lo harás saber al marchar hoy.
Jamás habías tenido una experiencia así y mira que has estado en hoteles bastante inferiores.

Tener Fe no es negar los problemas, es ponerlos en perspectiva. La Fe pone a nuestro Dios en esa perspectiva frente al problema. Los problemas van a seguir estando, pero verlos desde la perspectiva de Dios, por más que los tengamos, no podrán con nosotros y terminarán por solucionarse.

No me creo nada de ese que dice no haber sentido miedo nunca. No me fío de esos que parece viven en una nube porque no han errado nunca. Simplemente porque la persona se hace entre el miedo, el error y el sufrimiento. Lo demás es tontería.

Llegas a casa tarde, llegas a casa cansado del viaje. Has preferido venir desde el aeropuerto en transporte público. No sabes muy bien por qué haces estas cosas. Era más o menos pronto, con luz, cerca de las ocho, cuando abandonabas el avión. Es un disparate el precio en taxi desde la T4.
Decides picar algo con una cerveza. Sirve de relajación antes de ir a dormir.


J/19.X

Decía uno de esos amigos del silencio, que me acompañan, que ”si naciera de nuevo, viviría de otra manera, porque he dedicado más del 80% del tiempo a prepararme para problemas que nunca se presentaron…»
En este caso se llamaba José Luis Borges y, simplemente, escribía lo que pensaba y lo dejaba ahí para el resto, como muchos pensamos y pocos escribimos.
Nos amargamos pensando en cómo ha sido nuestra vida. Vivimos amargados en vida.

Las reuniones de ayer, en el Consell Insular de Mallorca, piensas, fueron bastante bien. Mejor de lo que esperabas. El motivo fundamental era poner en marcha el protocolo de trabajo entre las dos instituciones, para organizar la próxima Conferencia de Presidencias que celebraremos en octubre.
Luego picaste algo en Sa Volta, en la calle Apuntadores. Has pasado por aquí infinidad de veces en todos los viajes que has hecho a la isla, pero no habías entrado. Un acierto. De esos locales de barra que tanto te gustan, donde disfrutar de unas tapas y raciones junto a una cerveza fría y un vino.
El avión tenía la salida cerca de las seis con o que no podías entretenerte más que para ese licor de hierbas mallorquín.
Realmente ha sido un viaje agradable.

“Nuestra vida se pierde en los detalles… ¡Simplificar, simplificar, simplificar! Que nuestros asuntos sean dos o tres y no cien mil.” Henry David Thoreau

Si te sientes diferente al resto, no te agobies; si crees que todo se pone en tu contra, no te desanimes y si por un momento te sientes sin fuerzas, recuerda siempre que todo pasará y volverá a estar bien. Acaba de amanecer, la noche pasa.

Normalmente todo lo que vives te lleva a un desequilibrio. Ese exceso de énfasis en el pasado termina por derivar en depresión; el exceso del énfasis en el presente lleva al estrés, y el exceso del énfasis en el futuro genera la ansiedad.

Selah es una palabra hebrea que sin un significado concreto, pero conceptualmente podemos relacionar el término con hacer una pausa para meditar en lo que se venía haciendo y prepararse para lo que viene. Aparece setenta y cuatro veces en la Biblia, setenta y una en los Salmos y tres en Habacuc 3.
Musicalmente parece ser como un silencio para un cambio de tonalidad o una pausa para cambiar la dinámica.
Cuando nos pide un silencio o pausa es para cambiarnos a su manera.
“Detente y escucha”. “Para y piensa”. “Haz una pausa para contemplarle”.

J/20.J

Sabes que el día de hoy no será fácil. Pretendes llegar a todo y no perder nada. La coincidencia entre lo personal y lo profesional. La importancia de todo que te abre en canal, te divide.

Te levantas y crees que tendrás un día, te acuestas y has tenido otro.
¿Qué quieres decir? Que los días son como los vamos haciendo a cada instante, ni bien ni mal, pero siempre nuestros.

La decepción siempre es una pérdida porque no deja de ser la actualización negativa de algo que se esperaba.
Quien se decepciona expulsa la esperanza que una vez tuvo.

Llegar a ese momento en el que te la suda lo que piensen los demás. Creo que es ese momento que culmina tu trayectoria de vida porque desgraciadamente todos vivimos, al menos algunos, marcados por lo externo: demostrar, aparentar… Tener el privilegio de que todo te la sude, lo que piensen, lo que te digan los demás. Simplemente Ser. Lo que sea, hacer lo que te apetezca, vestir como te dé la gana, decir lo que te apetece.
Para alguien como tú, que has estado supeditado a todo: a la imagen, a lo que hablas, a lo que eres, a lo que piensan… es la mayor liberación.
Por cierto que hay personas que siempre son y serán así. Estamos otros a los que da por la gilipollez vital hasta que se escalabran.

“El dueño de un hombre es aquel que ostenta el poder sobre las cosas que éste quiere o no quiere.
Por lo que aquel que pretenda ser libre que no quiera ni rechace nada que dependa de los demás, o por fuerza se convertirá en su esclavo”. Epicteto

Llegas pronto a casa. Has conseguido hacer todo lo que tocaba hacer hoy: trabajo y dar un abrazo y un beso a tu hijo por su graduación.
Sientes ese orgullo de padre. Esa emoción. Está cansado. Mañana tiene el último examen con lo que es una graduación supeditada.
Confías.


J/21.V

“Creo que es saludable estar solo la mayor parte del tiempo.
Por lo general, la compañía es de mala calidad. Nos reunimos demasiado a menudo sin tiempo de adquirir ningún valor nuevo para los otros.
A menudo nos separamos sin la certeza de habernos acercado los unos a los otros.” Henry David Thoreau

Uno no tiene muy claro cuando tratando de hacer las cosas bien las hace mal o cuando las hace mal pensando las ha hecho bien.
¿Qué dice usted?

Solo el esfuerzo genera frutos, pero puede ser que los frutos no sean los esperados. No rendir, si no es a la primera será a la segunda y si no a la tercera. Siempre fe, siempre esperanza.
Crees que escribes estas reflexiones pensando en A. Tiene el examen temprano, en un rato. No sabías, cuando le has enviado el mensaje de buenos días, como trasladarle fuerza y motivación por un lado y, por el otro, rebajarle la tensión.

Tanto en el cristianismo y en el budismo se reconoce como centralidad de la vida humana el sufrimiento. La compasión. La paz. Confluyen en lo mismo.
En el caso del budismo, Buda enseña a conseguir la salvación.
En el cristianismo, Jesús es el que la consigue por todos.
Según Buda el problema es la ignorancia y según Jesús el pecado.
Buda nos dice que el Ser es impermanente, Jesús, en cambio, que está destinado a la vida eterna.
Dos maestros con mucho más en común de lo que nos pensamos.

¿Alguna vez nos hemos parado a pensar de lo rápido que nuestra infelicidad se vuelve a convertir en infelicidad? Quiero decir, por ejemplo, eres infeliz por no tener un trabajo, lo encuentras e inmediatamente eres infeliz por el trabajo que consigues.
O, siendo más banales, nuestra infelicidad por querer pasar el verano en la playa y cuando estamos allí, somos infelices porque hay mucha gente o hace mucho calor.
La infelicidad, la desdicha, no depende de las circunstancias, éstas siempre están cambiando. Es fruto de nuestra mente. Nuestros problemas no están ahí fuera, están dentro de nosotros.


J/23.S

Llegaste anoche a casa muy cansado. Tan cansado que no has dormido bien. Te dolía todo el cuerpo, no habías cenado prácticamente nada.
Los compromisos. Querer estar en todos lados, agradar a todos y en cambio, a lo mejor no estás donde debes porque, igualmente, recibes los reproches de unos y otros. Te complicas demasiado la existencia.

La luz del sol que nos ilumina el día es gratis. Caminar, es gratis. Reír, es gratis. Leer, es gratis. Decir algo amable, también es gratis. Quiere decir que hoy no me pienso gastar un duro y, encima, haciendo lo mejor de la vida.

Hay tantas formas de mirar como personas. Como hoy puedo decir una cosa y mañana la contraria.
También tengo derecho, como cada uno, a no decir nada, callarme o a no saber qué hacer ni qué sentir.

El camino del autoconocimiento está lleno de soledad.

Suena Ultraligera y su tema ‘Si tú supieras’. Buenos.

Nada necesita de mi existencia para existir. Todo lo que veo, lo que me rodea, lo que contemplo que Es.
Escribir para no existir. Escribir para desaparecer completamente de ahí fuera.
El silencio siempre nos elige.

“He venido a buscar lo que está perdido”. Lucas 19,10.

No quieres incomodarle por su último examen, ayer. En la agenda que compartís puso, a la hora que lo tenía, ‘Todo o nada’. Tratas de transmitirle que no pasa nada, que eso del ‘todo o nada’ es una gilipollez. Si saca la asignatura pues estupendo y si no, pues el próximo año será y buscaremos otras alternativas para no perder tiempo por una sola asignatura.
Le notas muy cansado. La presión es excesiva. Tú no estudiaste con esta clase de presión. Ya trabajabas y le dedicaste otros tiempos, lógicamente más años. Y tampoco pasó ni más ni menos.
Todos están pendientes de él y eso incomoda bastante.

Si queremos progresar en la salud del alma, ¿hacia dónde debemos dirigir la mirada? Hacia nosotros.
Somos nuestro único impedimento para vivir satisfechos; solo nosotros nos privamos de ser felices.
Sufrimos cuando olvidamos que nuestra felicidad es completamente responsabilidad nuestra. Buscamos fuera lo que sólo encontraremos dentro.
Si solo dependemos de lo externo para ser felices nos convertirá en víctimas; culpamos a todo y a todos por nuestra infelicidad.


J/23.D

Sales a trotar a primera hora de la mañana. Vas pensando en el verdadero sufrimiento de muchas personas que viven circunstancias adversas, pero también en ese sufrimiento absurdo, que nos provocamos sin necesidad, de otros. También piensas en cómo unos y otros gestionamos ese sufrimiento. Cómo para unos es una palanca que genera impulso, fortaleza; cómo para otros representa la parálisis, el hundimiento, la depresión.
Siempre has pensado que quien no ha sufrido un altibajo en su vida, una desgracia, un resbalón, no conoce el sufrimiento y, por lo tanto, poco o nada sabe de cómo gestionarlo.
Eso pasa mucho en las actuales generaciones, que han tenido todo, de todo. Han estado, o están, sobreprotegidos y a la mínima incidencia en sus vidas –la pareja que te deja, el despido en ese tu primer trabajo- la cabeza les hace clic, no saben cómo gestionar, creen que el mundo está contra ellos y caen en depresiones o enfermedades mentales de consecuencias importantes.
Siempre admiraré y reconoceré esa generación de nuestros abuelos. Una generación fuerte. Vivieron una guerra civil donde el país quedó dividido y destruido. No les quedó más remedio que trabajar y trabajar, sobreponerse a las desgracias y construir un futuro para sus familias y para el país. Lo hicieron. No había tiempo para gilipolleces, ni ansiedades ni tutías. Había que trabajar de sol a sol. Conocieron el sufrimiento y lo superaron.
Ahora sufrimos, en muchos casos, por tonterías y, en gran medida, por desear lo que no tenemos o somos. Por no disfrutar de lo mucho bueno que tenemos y somos.

Un propósito es una manera de vivir, de saber qué es lo que te importa y de entender quién eres realmente.
Un propósito es hacer una vida repleta de lo que realmente te llena.

Ser buena persona no es ser tonto y aguantarlo todo. Poner límites siempre te enseña a protegerte de los aprovechados.

Cuando se van, cada domingo, te queda la misma sensación. Te quedas mirando el sillón donde os sentáis a ver una peli, el camastro donde solo de vez en cuando se echa Kika, porque normalmente está encima vuestro.
Eres un privilegiado, lo sabes.

«Nunca encontré al compañero que fuera tan amigable como la soledad», escribió en su día el amigo Henry David Thoreau durante el tiempo que estuvo inmerso en la naturaleza, en Walden Pond.
Pasado un siglo de aquello, el agricultor y filósofo Wendell Berry nos dio una potente explicación de cómo la soledad puede ser un antídoto para la soledad. En «los lugares salvajes, donde uno no tiene obligaciones humanas… nuestras voces internas se vuelven audibles». Y continuó: «Cuanto más coherente se vuelve uno dentro de sí mismo como criatura, más plenamente entra en la comunión de todas las criaturas».
Puede ser una idea contradictoria. Estar solo, que a veces se puede confundir con la soledad, puede, de hecho, ser un poderoso antídoto contra la propia soledad.
Cuando llegamos a conocernos nosotros mismos, somos mucho más capaces de conocer a los demás. Cuando nos sentimos como en casa, en el aquí y ahora, nos sentimos más como en casa en el mundo en general.

Deja un comentario