Liderazgo

La posibilidad de lo imposible. Semana 35

A/29.L

La semana es corta. Al menos eso intentarás. En el tren viaja menos gente. Muchos habrán cogido estos dos días que unirán con los festivos haciendo una semana de descanso. Hubieras necesitado tú también algo así, parar. El fin de semana no fue tan en calma como esperabas. Unas cosas y otras. Las que son y las que salen; las que no se pueden predecir. Sabes que a partir del miércoles podrás buscarte y dedicarte a ti. Eres lo importante y lo que más dejas de lado, así pasa siempre.

Nada como tener ilusión como antídoto contra el desánimo y la tristeza. Ilusionándote cada día, ya sabemos que la vida es dura. No pierdas la ilusión y confianza en tu capacidad y poder de recuperación.

Podemos ser seres sociales, pero no sociables.

Lebensfreude. La alegría de vivir y la capacidad de ver lo bueno de todo. Término alemán.

Tanto la felicidad como el sufrimiento dependen de nuestra mente, de la interpretación de lo externo que hace la mente. No vienen de fuera, ni de otras personas. Viene de nosotros. Toda nuestra felicidad o nuestro sufrimiento son creados por nosotros mismos, por nuestra propia mente.

Insisto. Prioridad: cuidar la mente.

“Largo es el camino a través de los preceptos; breve y eficaz a través de los ejemplos.” Séneca

Estás en casa. Hoy has vuelto a tu ritmo de los lunes en Madrid y te sientes feliz. Has trabajado hasta cerca de las dos y media. Has hecho tu caminata alrededor de la manzana para parar a comer algo en El Sustento. El precio del menú ha subido un poco de precio, pero lo merece. Hoy no había mucha gente. Eliges los guisantes con jamón y el cachopo con ensalada, como casi todos los lunes que bajas por aquí. Comes en la barra, en el rincón. Desde ahí ves todo el local. Los que entran y salen, lo que comen. La mayoría son trabajadores de las obras de al lado y guardia civil o policías de paisano, escoltas en su mayoría de los ministerios de por aquí, les reconoces por los pines en la solapa y los bultos que provoca el arma reglamentaria bajo sus chaquetas.

La mayoría de ellos, de los agentes, son jóvenes, con acentos diferentes, mujeres y hombres. Recuerdas aquellos años tuyos, momentos algo convulsos provocaron que tuvieran que acompañarte, los que te designaron, hasta para sacar a Mozart a pasear. Joder, tiempos.

Luego, a las que vas a casa, paras en la librería del Círculo de Bellas Artes y no puedes evitar llevarte contigo ‘¡Silencio!’ de Pedro Bravo, y ‘De A para X. Una historia en cartas’ de John Berger. De ambos has leído reseñas en los últimos días. Los pones en primera fila de próximas lecturas. A saber.

A/30.M

Y al quinto día no dimitió y la estrategia, la gran mentira, se consumó con efectos reales. ¿Alguien le creyó? Los fieles seguidores, la militancia servil y no todos. Reírse nuevamente de la ciudadanía, tomarnos por ignorantes corderos.

La manipulación por parte de una persona solo puede convertirse en éxito si éste es seguido por un gran número de ignorantes. ¿Somos lobos o somos rebaño?

La transformación solo llega cuando dejas de ver las cosas como las estás viendo.

Creemos que vemos, pero solo vemos hasta cierto punto y no logramos ver el panorama en su totalidad.

Aceptemos, por tanto, que no siempre tenemos razón y peleamos por ir por un camino equivocado, que no es nuestro. Déjate guiar.

Si no dejas de alimentarte de lo incorrecto, jamás cambiarás.

La verdadera transformación comienza en tu interior.

Escribir ayuda a anticiparse al fracaso.

Llevas un par de meses sin corregir los diarios del año pasado. No tienes tiempo. Tampoco esos ‘Diaforismos’ que vas acumulando cada día en tu libreta.

La escritura requiere tiempo, silencio, soledad, concentración. Últimamente no tienes nada de eso. Te apena. Lo cierto es que vives de lo que vives y de lo que vives no es la escritura. Y no puedes permitirte quitarle horas al sueño con lo que el resto del día, como ni eres ni pretendes ni vas a ser millonario, debes dedicarte a trabajar. Y bendito sea.

¿Mis ideas? ¿Qué me importan? No hay ideas mías ni tuyas ni de aquel. Son de todos y de nadie. La originalidad de cada cual estriba en vaciar su alma, en el soplo que anima a su alma.” Ya lo decía Unamuno, para qué volverlo a decir yo.

M/1.X

Sales de la cama como atolondrado. Despertaste a eso de las cinco de la mañana y encendiste la luz como para levantar. Al poco tiempo miraste el reloj y fue cuando comprobaste la hora que era. Ya no te has podido dormir. Estás algo resacoso o con la cabeza abombada.

Vas a Minaya. Al final los padres deciden no ir. El clima no es primaveral del todo, hace frío, las casas están frías, les da algo de pereza. Pretendes descansar, leer, aunque sabes que los amigos preparan comida para hoy. Necesitas de silencio y paz tanto más que el comer.

Llegas. Está el día bastante fresco, el cielo nublado en Minaya. Ventoso. No muy agradable, la verdad. Pero este silencio te depura el alma, de eso se trata.

El viaje se ha hecho corto, entretenido, con más tráfico del que esperabas. Parece que la cabeza ha vuelto a su sitio.

“No es feliz quien tiene el saber, sino quien lo utiliza”. Séneca

Lees que ha fallecido el escritor estadounidense Paul Auster que tan grandes momentos tedió hace desde hace más de veinte años cuando leías más novela que ahora. Un autor valiente, diferente. Se muere un escritor y parece que se muere algo de tu vida.

Algunos de sus libros los tienes por aquí, en la biblioteca de Minaya, ‘4,3,2,1’, ‘Leviatán’, ‘Brooklyn Follies’ y muchos otros que acompañaron mi tiempo.

77 años. El cáncer. Ese cáncer.

“Las vidas no tienen sentido. No tengo intención de insistir en esto. Pero las circunstancias bajo. Las cuales las vidas cambian de rumbo son tan diversas que lo lógico sería no decir nada sobre un hombre hasta que muere. La muerte no solo es el único verdadero árbitro de la felicidad (comentario de Solón), sino que es la única medida por la cual podemos juzgar la vida misma”. Paul Auster, de la ‘Trilogía de Nueva York’.

Vences a esa pereza que te provoca el día ventoso, sales a caminar por tu camino preferido, el que va paralelo a la carretera de la estación. Disfrutas contemplando el baile del viento con los cebadales que están a buena altura, verdes.

No te pones los auriculares, prefieres escuchar. Te alegras de haber salido. Te alegras de sentir ese frío, ese viento que hace rugir el campo. De vez en cuando las nubes dejan aparecer un tímido sol.

Es una maravilla. Una hora que te ha transformado completamente.

Llegas y te sientas en tu sillón a leer. Este espacio, en silencio, rodeado de libros, te unifica con la verdadera vida.

M/2.J

Se cumplieron las previsiones. Has dormido como un tronco, ni siquiera recuerdas bien cómo te acostaste. Comisteis los amigos y no dejaste las cervezas hasta llegar a casa.

La luz te ha despertado cuando el día ya estaba entrado. El silencio se ha apoderado de ti de tal manera que al abrir los ojos no sabías ni donde estabas.

Aquí no es festivo. En Madrid sí, así que disfrutas al máximo, también, de estos campos que estás divisando desde tu ventana.

El vivir es filosofar. El arte de vivir es filosofía. Estudio filosofía para aprender a vivir.

Mientras caminabas hoy, por estos campos, pensabas que has vivido más de lo que te queda por vivir.

“No interesa lo que dices, sino lo que sientes, y no lo que dices en un solo día, sino todos los días de tu vida.” Séneca

Caminas hacia la estación a paso ligero. Bordeas los campos paralelos a la vía del tren, junto al silo, y vuelves por el otro camino. Recuerdas tus caminatas de verano con el padre, hablando de todo y de nada. Deseas que este año vuelvan.

Te llama primero J, luego D, para preguntar si has levantado sin resaca y si continua en pie el cocido de hoy. Les dices que sí, que a morir si hace falta, pero con el estómago lleno. No te pierdes una. No pierdes oportunidad de pasar unos momentos con ellos. Están trabajando, no es festivo aquí aunque para algunos, como D, no existen los días de descanso. No conoces a nadie más trabajador que él. Es como los de antes, como los abuelos, de sol a sol.

¿Y si la auténtica protesta fuese callarse? ¿Y si la verdadera revolución empezase por quedarse quieto?” Así comienza Pedro Bravo su ensayo ‘¡Silencio! Manifiesto contra el ruido, la inquietud y la prisa’, que me acompaña estos días de Minaya.

No todos saben vivir la soledad, porque no todos saben enfrentarse a sí mismos, escucharse, sentirse. Mi soledad es mía y es lo único que poseo.

M/3.V

El cielo está limpio.

Has decidido cogerte el día de puente, de descanso. Pero no puedes evitar pensar en el trabajo.

Volviste a alargar ayer el día. Comida de amigos. Cervezas. Cotilleos y vida. Finalmente todo es eso, vida.

Hay días, como hoy, que levantas desde la calma, el silencio y sin prisas. Y pensabas que soñabas.

Llegas a tu casa de Madrid dispuesto a no moverte más que para coger algún libro de la estantería. Has pasado dos días fantásticos, pero estás cansado. Preveías que iba a ser así aunque la tarde de ayer ya sobró. No te gustó mucho la compañía que se os acopló.

Los pueblos son como una pequeña comunidad de vecinos. Los hay cansinos, de esos que no te gusta cruzártelos pero que terminas por compartir unos interminables minutos en el ascensor, sin escapatoria. Pues eso pasa en los pueblos, no quieres cruzarte con alguien pero sin comerlo ni beberlo termina acoplado en tu mesa como caído del cielo.Deseamos todo, pero no carecemos de nada. La sociedad nos atiborra y nos provoca para generarnos carencia. Pero no carecemos de nada.

Tal vez de lo que más carezcamos es de estar con nosotros mismos.Carecemos de nosotros mismos.

El silencio te pone en contacto contigo. Esa es la riqueza, la verdadera riqueza.

Alejarnos de todo. Ahí está la verdadera felicidad, cuando nos desprendemos de todo lo exterior.

Dentro de nosotros está la riqueza, está la vida.

Tras la comida te quedas algo traspuesto en el sillón, viendo una de esas películas de las que solo eres consciente del principio y el final.

Sales a caminar un poco, te espabilas, piensas. Lo has pasado bien en el pueblo, pero estás muy cansado, no has parado. Quieres aprovechar lo que queda de fin de semana para reponerte física y mentalmente.

Es un viernes raro. Tienes esa sensación de domingo.Vivir es saber estar Aquí, en el Ahora, con toda nuestra atención.

Aprendo a no malgastar tiempo, el tiempo del Ahora en mirar hacia atrás o soñar en el futuro. Vivir con intensidad el presente, no juzgarlo.

No sé por qué llegaba esta tarde a la conclusión de que en la vida no hay nada fácil, que hay cosas que las hacemos más difíciles de lo que son y que cada etapa es un reto. Todo son obstáculos, hasta lo que creíamos fácil o aquello que no debería ser complicado. Todo depende de cómo lo veamos. Si hay dos caminos siempre elegimos el más difícil y así vamos llenándonos de cicatrices, unas que se cierran y otras que permanecen abiertas por tiempo.

La vida de cada uno es un camino por el que se puede correr, pasear o simplemente mirar el horizonte, quietos. Se puede avanzar o no. Pocos son los que se quedan quietos, pero los hay. 

Tener el coraje y el valor de salir ahí fuera, enfrentarnos a cada uno de los obstáculos que se nos presenten; hacer el camino, atravesar túneles, subir y bajar, elegir direcciones cuando pensábamos lo llevábamos todo andado, saltar charcos y sortear obstáculos. La realidad a veces nos supera y nos provoca miedos.

Subir cada peldaño de la vida es un esfuerzo, pero con la satisfacción de saber que el riesgo siempre habrá merecido la pena.

Hay una cita por ahí, de esas que no tienen nombre, que dice que «un pájaro posado en un árbol nunca tiene miedo de que la rama se rompa, porque su confianza no está en la rama, sino en sus propias alas.”

Todo lo que surge en nuestra vida surge desde el Ser, pero si hay un rechazo y una no aceptación… es la mente la que nos dirige y es ahí cuando empezamos a sufrir. Somos nosotros los que sufrimos ante aquello que se nos presenta.

Eres la proyección a través de la cual se percibe un mundo externo a ti. Eres una ilusión de ese mundo del que crees ser parte. Ese mundo no existe. Despierta y vuelve a la realidad que es tu realidad.

Cuando dejas de culpar a otros por tu sufrimiento, te haces responsable y comienzas a cambiar, pues sabes que eres tú quien debe hacerlo.

Tras las dificultades siempre hay una experiencia reparadora.

Los que buscan solo tener emociones positivas viven en el absurdo porque no todo en la vida es positivo e incluso te diría que lo negativo, si no nos machaca, nos hace crecer.

Sentir las emociones negativas y aceptarlas es absolutamente adaptativo y necesario para gestionarlas bien.

El éxito es aprovecharnos de la energía que generan estas emociones y saber pasar a la acción.Si sabes lo que no quieres, ya estás más cerca de saber lo que sí quieres.

M/4.S

Despiertas temprano y sales a caminar y tomar ese café junto a la prensa. Hace un día de sol de esos que te relucen el mes de mayo.

Solo los fines de semana vives una vida lenta, el resto vas a toda prisa, aunque propongas en tus notas que lo lento, la quietud, es tu forma de vida. Es la vida que querrías, no la que tienes.

Detenerte, detenerte de verdad y observar y escribir cada detalle. Guardarlo por aquí. También escribes con prisa. La prisa en escritura es una trituradora de pensamientos. Pensar menos, vivir más. Quieres hacer todo y luego no haces nada, te lías en tus miserias.

Dejar que entre la luz.

Antoine de Saint-Exupery fue un escritor y aviador francés (1900-1944). Autor de obras notables como ‘Citadelle’ y escribió ese gran librito, ‘El Principito’, recuerdo que fue el primer libro que como tal que leí, que no era un cuento, aunque, en este caso, la historia podría serlo si no es por la profundidad de la reflexión que guarda. La primera vez lo leí prestado, un verano, con no más de siete u ocho años, de la biblioteca del pueblo. Creo haberlo leído tres o cuatro veces más subrayando frases como esta: “la tarea no es prever el futuro, sino hacerlo posible”. ¿Nos queda futuro?

Mi hijo anda agobiado estos días con sus últimos exámenes universitarios, espero, lo creo. Luego viene ese máster al que están obligados si quieren emprender en ese truculento mundo que es la abogacía, otros dieciocho meses, seis de ellos prácticos, que les forma, pero les retrasa en su proyecto vital. A los veinte yo estaba trabajando, cotizando, tras haber completado aquel servicio militar obligatorio, de un año, y seguía, además, estudiando. ¿Otros tiempos? Otros tiempos, sí.

Ahora el presidente del gobierno de nuestro país, se retira cinco días a reflexionar, pensar, haciendo un paripé no creíble ni para los militantes de su partido, mientras nuestros jóvenes, ese futuro de España, solo reflexionan, en su día a día, en cómo ser capaces de tener un proyecto de vida, un piso, un sueldo digno.

Esta debería ser también la reflexión de cualquier dirigente político de altura que se precie en serlo: cómo dar solución a estos problemas.

¿Para qué sirve un gobierno, sea nacional, autonómico e incluso local, si no es para dar soluciones reales a estas cuestiones que sí son de envergadura?

En cambio, unos y otros, enfrascados en batallitas que cada vez interesan menos a los jóvenes… y a los no tan jóvenes.

Hoy ves el cielo aquí, en Valdemoro, que es menos campo. Simplemente otro lugar. Ese único éxito que te has permitido. A trompicones entre el ruido y el horizonte que al menos, en parte, está. Pero ya no es allí, es aquí.

M/5.D

Despiertas con sueño y entre sueños.

El primer pensamiento del día hoy se lo dedicas a tu madre. Tienes el privilegio de tenerla y con esa cabeza tan bien amueblada como la ha tenido siempre.

¿Quién te llama cada día, para saber que estás bien porque a ti se te ha pasado llamar?

¿Quién está pendiente cada día, sobre todo desde que vives solo, de que no te pase nada?

¿Quién te ha defendido siempre, aunque a veces hayas perdido la razón?

¿Quién te ha animado en esos momentos en los que estabas por los suelos?

¿Quién te ha corregido, cuando te despistabas?

Tan todo siempre: abuela, esposa… Madre.

Quererla se hace poco para lo que merece.

Realmente no importa de dónde vengas, aunque jamás deberías olvidarlo, sino hacia dónde vas.

No pudimos elegir de dónde venimos, pero sí depende de nosotros hacia dónde vamos.

Estas ideas, también estoicas, me encantan.

Hay un pasado que no depende de nosotros, pero también hay un pasado que nosotros no hemos construido. Es ese pasado que se suele llenar de errores y de culpas. Pero ya no podemos cambiar nada. Va en la mochila, es nuestra responsabilidad.

También es nuestra responsabilidad dejar de mirar atrás, aceptar y partir de nuevo cada día.

No hay que olvidar el pasado, pero lo único importante es saber a dónde vas.

No me gustan los toros, pero entiendo es parte de nuestra cultura y tradición. Respeto la fiesta y a quienes saben y disfrutan de ella. Respeto al toro y la valentía del torero. No me gusta el circo romano, pero me encantan las películas de romanos y gladiadores. El circo romano desapareció por sí solo y la fiesta de los toros, poco a poco, lo hará.

Los que no me gustan, todavía menos, son los farsantes o falsos políticos. Esos que defienden en privado lo que cuestionan en público. He llevado a varios políticos de la izquierda, algún que otro político independentista, de esos que en su día votaron para prohibir las corridas de toros en Cataluña, a ver toros en la plaza de Las Ventas. Los he visto disfrutar, han disfrutado, se lo han pasado bien; han gritado con euforia “¡Olé!” desde luego más que yo.

¿Cómo se le llama a esto? Hipocresía.

No tratamos a todos con el mismo rasero. Nuestros juicios no son iguales ni para con nosotros. Perdonamos nuestros errores, pero machacamos a los demás, por los mismos.

Russell afirmó que la humanidad “posee una moral que predica pero no practica, y otra que practica y no predica.”

Queremos que los demás se comporten mientras nosotros obviamos ese comportamiento correcto que exigimos a los demás.

Y suena ‘Hang on to your love’ de Sade. 

Tiempo llevaba sin escuchar su música, su voz, esos ritmos que me transportan.

Rafael Cadenas, ese poeta venezolano que acaba de cumplir noventa y cuatro años y que sigue escribiendo versos así: “Tal vez solo para hacerte sitio/ me tiene en pie la vida”.

Ojalá me tenga a mí todavía, leyendo y anotando por estos cuadernos, en una edad como la suya.

Mucho de lo que ocurre en nuestras vidas puede ser improbable, pero no imposible.

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