Coaching, Diarios, estoicismo

Diario de un Estoico. Lo que el viento nos deja. Semana 26

F/20.L

No es nada agradable comenzar la semana contemplando como te colocan una goma fría alrededor de tu brazo, en forma de torniquete, y así tus venas se hinchen de sangre, para después que una fina aguja atraviese tu piel y tu vena y  succionarte vida. Es una sensación tan espeluznante que solo pensarlo me vuelve a poner los pelos de punta.
No es que sea miedoso, tampoco me mareo al ver la sangre, pero no me hace ninguna gracia. Soy de esos que gira la cabeza o mira al techo, no quiero verlo. Por mucha sensibilidad que pone el enfermero, eso de sentir la aguja rompiendo tu piel, introduciéndose despacio para quitarte parte de tu esencia vital, me pone bastante nervioso. Cierto es que la única manera de conocer en qué estado se encuentra tu cuerpo, que anda bien, sin alarmas, con prevención, es de vez en cuando pasar una de estas ITV vitales.

Buscar el orden en la belleza.
La belleza es lo efímero, como lo es la Verdad o la Bondad.

Conviértete en el director general de tu vida. Decide a dónde vas.
Tratar de tener un propósito en la vida no es algo fácil. Decidir el Para Qué. Una dirección, no una meta.
Tu propósito no es de nadie. Es tuyo.

Comentaba esta mañana a un compañero alguna reflexión sobre lo que creo, desde un humilde punto de vista, se debe tener en cuenta cuando formas parte de un grupo, independientemente del puesto que ocupes en la organización.
Uno tiene que velar siempre no solo por su situación o interés personal, sino por el bienestar de sus compañeros. Cada una de nuestras acciones, sobre todo con determinados perfiles de personas, repercute en el resto como grupo. Hay quien hace grupo y hay quien hace individuos. No tener esto en cuenta es una falta de responsabilidad y de compañerismo.
El liderazgo siempre es de cada uno de nosotros, independientemente de la responsabilidad que ostentemos. No hay organizaciones, hay equipos.


F/21.M

El invierno es largo. Con él, se alargan los fríos y el tiempo se hace lento. Da la sensación que la primavera, ese estallido de luz y alegría, no va a llegar nunca.

Fluir con la vida o dejar que te arrastre, esa es la elección.
El amigo Zenón, fundador del estoicismo, contaba una metáfora en la que hacía imaginar un perro atado a la parte trasera de un carro. El animal no puede controlar dónde irá el carro, por lo que cuenta con dos opciones: puede trotar tras el vehículo, vaya este dónde vaya, o puede resistirse a ir en esa dirección, en cuyo caso el carro lo arrastrará consigo.
El perro representa a cada uno de nosotros y el carro simboliza la vida.
¿Qué podemos y qué no podemos controlar? No pierdas el tiempo en aquello que no cambiará.

Parece ser cierto eso de que a problemas modernos, soluciones antiguas” comomenta Taleb.
No hemos cambiado mucho. Leer y estudiar a los clásicos es un gran paso para una vida más serena y feliz.


F/22.X

Nada en la vida está garantizado. Puede ser o no puede ser. Creemos que mañana haremos tal cosa y puede que cuando llegue el momento no sea posible hacerlo.
Hupexairesis, algo así como “si así lo quiere la providencia”.

“errar es propio de cualquier hombre, pero solo del ignorante perseverar en el error”. Cicerón

F/23.J

No había dormido nunca en un hospital, que yo recuerde. Lo que no recuerdo debe ser de mi época de bebé.
Quedé acompañando a mi padre. Una operación de menisco, fácil, pero ha tenido que pasar la noche. Él no ha dormido, tampoco está acostumbrado a estos lugares. No ha dormido él, no he dormido yo.
Un objetivo de vida es llegar, al menos, a su edad estando como él está.

Tengo la sensación de que vivimos en una indigencia mental absoluta.

Busca tu camino a la felicidad. Define tus virtudes, que las tienes. Conócete a ti mismo. Supérate. Crea tu filosofía para la vida.

Piensa cuál es tu definición de lo que es el éxito y la auténtica libertad. Cuando te dispongas a hacer o iniciar algo, hazte la siguiente pregunta: ¿acaso esto me va a llevar a vivir una vida que sea verdaderamente buena?

No sé si a todos por igual, pero a mí sí que me preocupa esa otra pandemia que lleva ya tiempo cobrándose miles, millones de vidas cada año: la salud mental.
En las televisiones y medios de comunicación se habla de lo que todos los gobiernos dedican a contener la COVID y cada una de esas variantes que aparecen. Poco se habla de lo mínimo que se dedica a esa otra pandemia, que va en aumento y que es la salud mental.
La depresión es la principal causa de discapacidad.
El suicidio ocupa el cuarto lugar en la lista de las causas de muerte de personas entre los 15 y los 29 años.
La Covid ha producido un aumento de un 25% en el número de personas que sufren ansiedad y depresión.
Hablamos de una crisis, otra, mundial.
No hay problema si no se reconoce.
La salud mental es una crisis pandémica que requiere recursos públicos, visibilidad y debate.
A mí, como casi todo, me preocupa.


F/24.V

Un año de la invasión rusa a Ucrania. Lo que en teoría, según los gurús geopolíticos, iba a ser una guerra relámpago, se ha convertido en una guerra a la que todavía no se le ve un fin inminente.

El tiempo se nos escurre, el tiempo se me escurre como el agua del grifo que se va por el desagüe y no vuelve.
Todo va demasiado rápido.
Pierdo la conciencia de lo que me ocurre.
Ser consciente, estar dispuesto a luchar con disciplina y confianza es lo único necesario para cambiar aquello que no nos guste o nos haga sentir incómodos.


F/25.S

Saber lo que has de hacer y no hacerlo es una muestra más de irresponsabilidad.

El liderazgo comienza con uno mismo. ¿Cuántas veces no habré dicho y escrito esto?
No tenemos más responsabilidad sobre nosotros que esa: cuidarnos externa e internamente para así poder cuidar también a los que nos rodean.
Hay cosas que dependen de nosotros y otras que no.

“Hoy me eximí de todo estorbo, o mejor dicho, me desprendí de todos los estorbos, visto que el mal no estaba fuera, sino en mi interior, en mis opiniones, en mis juicios.” Marco Aurelio

Vive con excelencia y en Paz.
Sé un poquito mejor persona cada día.

Conticinio: del latín conticinium. Hora de la noche en que todo está en silencio.

El mejor servicio que podemos hacer a los demás es nuestro propio crecimiento interior.

Las ideas estoicas, el budismo, es un manual de vida, tal vez sea el guion de mi vida. Pero de nada sirva estudiar o escribir sobre ello. Es como el coaching. Hay que llevarlo a la práctica.
Cualquier desafío, cualquier reto interno o externo, puede ser acompañado de las ideas estoicas. Que el día a día sirva para ir anotando el progreso, los logros que paso a paso vamos haciendo.


F/26.D

Un hijo, por mayor que sea, nunca dejará de ser tú responsabilidad. Llegan a edades que admiten poco de lo que les aconsejas, siempre desde el amor, pero también desde la experiencia que la vida te da. Recuerdo muchos de los consejos de mis padres; los que hice caso y llevaban razón, también los que se equivocaron.
No es fácil aconsejar. Quieres lo mejor. Quieres su seguridad. También es buena su equivocación, como lo fue la tuya.
Los padres siempre están, aunque los hijos se equivoquen. Les sujetamos, les acogemos. Muchos de los que tenemos alrededor, al más mínimo error, en la equivocación, te culpan, condenan y salen corriendo.
El amor que se tiene por un hijo es tan incondicional que por eso los hijos, en ocasiones, podemos comportarnos de manera egoísta y desagradecida. De eso te das cuenta con el tiempo, lo que ocurre es que a veces el tiempo, ese tiempo, corre demasiado deprisa y puede ser tarde.

Anoche me acosté escuchando una canción y nada más levantar mi cabeza no dejaba de bailarla, así que vuelvo a escuchar ‘Ghost Again’, el nuevo tema de los grandes, míticos, Depeche Mode. Vuelven con ese sonido característico que me encandiló. Vuelven con un nuevo álbum, próximo, de título estoico: ‘Memento Mori’.

No somos lo que pensamos que somos.
Representamos los pensamientos que pensamos; pero los pensamientos que pensamos no nos representan a nosotros.
Tú eres quien piensas, no lo que piensas así que elije qué pensar.

Primo Levi escribió, en sus páginas dedicadas al Holocausto, que pocos son los hombres que saben caminar hacia la muerte con dignidad. Estos días de triste aniversario, el que se cumple de esa guerra mundial que es la de Ucrania, la de Rusia contra Occidente, leo y escucho historias de cientos de miles de ucranianos que han decidido defender sus casas, su país, la libertad, la nuestra, del invasor ruso hasta sus últimas consecuencias. Me entran escalofríos, solo de pensar que lo que creíamos no podía ser, en pleno siglo XXI, es. Todavía no conocemos hasta dónde puede llegar.
Todos estos hombres y mujeres viven desde hace un año ante su tumba, atrapados en una guerra que nunca debió ser y que estamos convirtiendo en normal. Lo que un día fue un shock para todos, menos para aquellos que lo esperaban desde hacía tiempo, ha pasado a convertirse en parte de nuestro día a día.

“Todos los hijos quieren a sus padres, pero no todos los padres quieren a sus hijos”. Joder. Esta frase es de Elvira Mínguez en la presentación de su primera novela ‘La sombra de la tierra’, que ya pongo en la cola de lecturas.
Es una frase que te deja con un nudo en el estómago, que de primeras no compartes porque no imaginas. Analizas, reflexionas y sí, claro que es y puede ser. También lo es que hijos terminen por abandonar a sus padres, a maltratarlos emocionalmente. El ser humano es una bestia en bruto

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