Es viernes, llego algo más tarde a este encuentro con las teclas. Se acumula el trabajo y se acumulan los deseos de volver a esa normalidad que parece no lega nunca. Pero llegará, porque todo llega.
De momento parece que en la Comunidad de Madrid pasamos el lunes a la Fase I.
Lo importante de la Fase I no es otra cosa, realmente, que el poder ver y abrazar (con mascarilla) a esas personas que quieres y llevas sin tocar más de dos meses. A partir del lunes, como bien dice mi padre, comienza a ser imprescindible la responsabilidad del ciudadano, la responsabilidad de cada uno.
Hay un libro extraordinario, que leí cuando me dedicaba en cuerpo y alma a la política, de Victoria Camps y Salvador Giner, que lleva por título ‘Manual de civismo’ (no sé cuántas ediciones lleva), que recomiendo en estos tiempos que corren, y al que acudo de vez en cuando. Entre muchas ideas, y reflexiones, sobre la convivencia y la vida pública, dice:
«nuestra convivencia es difícil. Ello sucede, fundamentalmente, por tres razones: la primera es que muchos deseamos, con recursos desiguales, los mismos bienes, que son escasos; la segunda, que una parte muy sustancial de la humanidad siente pasión por dominar a los demás; y la tercera, que con demasiada frecuencia los criterios egoístas predominan sobre los altruistas.»
👉 El sentido del civismo debe ser una prioridad, más que nunca, como mero estado de supervivencia. O lo entendemos así, o difícilmente superaremos esta circunstancia.
Creo en la libertad. ¿Quién no? Defiendo la libertad frente al autoritarismo o control sobre las personas. Tal vez el modelo neoliberal, deba volver a aquel liberalismo social de finales del siglo XIX y principios del XX, que encuentre el equilibrio entre los derechos y libertades individuales junto a ese estado de bienestar social que cubran las posibles desigualdades.
Si vivimos asustados cedemos en libertad y en derechos. Depende de cada uno de nosotros. La queja puede existir, si con antelación ha existido la responsabilidad y el deber. No entiendo el derecho sin deber.
☝️ Momentos de Solidaridad, Cooperación y Compasión.
Nunca llueve a gusto de todos, lo sé. Tal vez todos deberíamos ser capaces de que nadie se mojara en el camino.
Creo que las críticas, en estos momentos, carecen de sentido cuando comprobamos la irresponsabilidad y poca solidaridad de muchos ciudadanos.
Hoy, mientras contemplaba ciertas imágenes, en playas españolas, en calles de ciertas ciudades, gentes amontonadas, sin mascarilla, en abrazos, tomando el sol, en las terrazas, como si no ocurriese nada, me hacía la siguiente pregunta: ¿Qué hubiera ocurrido si no se decreta el Estado de Alarma con este confinamiento?
☝️ No somos responsables. Somos egoístas. Somos bastante irresponsables. No pensamos en las consecuencias de nuestros actos. Pero exigimos. Exigimos, culpamos y criticamos.
➡️ Nos olvidamos rápidamente de que los derechos implican deberes.
Vuelvo a Camps y Giner, para terminar este viernes de luz:
«En una democracia, cada individuo es un poco responsable de lo que pase en el conjunto de la sociedad. Cada uno debe aportar su grano de arena. Y sobre todo tienen que hacerlo aquellos que, en el reparto de los bienes más preciados, se encuentran más favorecidos.»
Y no, por si alguno lo piensa, ni soy socialista ni comunista; me siento una especie de eslabón perdido entre las ideologías, que ha bebido de la filosofía y la política, para llegar al convencimiento de que la persona es lo importante, por encima de todo y, por ello, siempre me quedo en ese liberalismo real, auténtico (no el de pacotilla actual) en el que se basan, por ejemplo, los Derechos del Hombre y del Ciudadano, más allá de las fronteras que algunos han provocado y creado.
Feliz noche.
Diario de un Estoico 