Duermo poco. No tengo claro el por qué. Trato de mantener mis horarios, que van desde las 12h. de la noche, hasta las 6.45h. que suena el despertador. Últimamente me cuesta. No estoy nervioso, pero sí inquieto. Trato de dejarme dormir con lecturas de esas que generan paz, quietud, pero parece que la cabeza, esa cabeza siempre en movimiento, no llega a encontrar el suficiente equilibrio como para no despertar a cada momento.
Hoy me asustó el despertador (por ayer). Estaba profundamente dormido en ese instante. No es habitual, suelo despertarme antes.
Reconozco que anoche, cuando decidí apagar las luces, tras una jornada de reuniones, estaba demasiado reflexivo; demasiadas vueltas a las cosas.
Hoy (ayer) es 23 de Abril y es el Día Internacional del Libro. Ahora, cada día, es un ‘día internacional de algo’. Los hay de todo, para todos los gustos, en mi caso, genero una especial atención en días como este: día del libro (hoy), día de la poesía, día de la tierra, de la amistad, poco más.
Así que, por qué no, dedicaré estas pequeñas notas de hoy a los libros.
👉 Los libros, en general, forman parte de mi desde siempre.
Creo recordar, bien pequeño, en Minaya, cómo muchas tardes, de esos veranos eternos, felices, en el pueblo, nos llevaban a mi hermano y a mi, a la Biblioteca Municipal, a pasar unas horas, en la colorina de la tarde, para que los días no se nos hicieran largos ni tampoco, sin duda, lo fueran para los abuelos que nos aguantaban.
Recuerdo aquel olor. Recuerdo los libros que sacaba para leer por la noche; eran mi tesoro. A mi hermano lo le gustaba tanto. Cada uno lo suyo.
De aquel tiempo, tendría no más de 7 años, me impresionó una edición de ‘El Principito’, versión infantil, con letra grande y dibujos, que leí de tirón. Ahora es otro de esos libros que recomendaré siempre unido a Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach.
En aquel tiempo arrancaba hojas sueltas de cuadernos, las doblaba e iba juntando generando una especie de libritos pequeños donde escribía historias, cuentos, fantasías. Cómo me hubiera gustado recuperar alguna de aquellas hojas, recordar mi letra, mis tonterías, mis fantasías. Seguro arderían en algún fuego, tal vez como arderán todas estas páginas que voy garabateando con la vida.
Poco más adelante, no mucho más, comenzó mi padre a llevarme los domingos, en Madrid, a la Cuesta de Moyano. Ese paraíso de las letras; ese lugar emblemático al que no he dejado de acudir más que en este tiempo que nos acompaña.
Cada domingo conseguía algún libro, un premio. Novelas de aventuras y, más tarde, ensayos filosóficos o políticos. Esa tradición continuó hasta mayor, hasta cerca de cumplir los 18 años. Era domingo tras domingo, libro tras libro… comenzó a nacer esa biblioteca que hoy ya es y que, sin duda alguna, continuará creciendo.
Mi vida siempre ha estado rodeada de libros. Han sido mi compañía, en los malos momentos sobre todo. Agarrarme a un libro siempre me provoca perderme en el tiempo, escapar del mundo real o, simplemente, pensar o reflexionar sobre aquello que ofrece una apertura del campo de visión.
Mi blibioteca, repartida en varios espacios y lugares, me hace sentir orgulloso y, a veces, me inquieta su futuro. ¿Cuántos libros me acompañan? ¿Cuántas páginas huérfanas vendrán?
Me encantaría transmitir ese amor al papel impreso, el olor a tinta, los libros, a quien me sigue: mi hijo.
No podría recomendar uno, recomendaría todos.
Hace unos días, un amigo, amante de libros también, me solicitaba recomendaciones para estos tiempos extraños que vivimos.
Le hice una lista, no demasiado extensa, de los libros a los que me vengo acercando estos meses.
No soy lector de un solo libro. Picoteo de unos y otros, dependiendo de cómo me sienta.
👉Así que, qué mejor hoy, hacer pública esa lista de recomendaciones, con el permiso de Juan Pablo, para el disfrute público. Por cierto que, añado algún otro título que se ha incorporado a mis noches últimamente.
➡️ ‘El miedo a la libertad’, Erich From
➡️ ‘Un Curso de Milagros.’ Helen Schucman. Un téxto largo, místico y que cambia el modo de percibir las cosas. (Hay que estar preparado para leerlo y estudiarlo. Lleva mucho tiempo. Es un reto. Hay que leer otras cosas entre medias.).
➡️ ‘Filosofía en once frases’, Darío Sztajnszrajber
➡️ ‘Saltar al Vacío’, Sergi Torres.
➡️ ‘El Mundo de Ayer’, Stefan Zweig. (Viene bien para esta época.)
➡️ ‘Bienvenidos a la Revolución 4.0’, Fernando Botella.
➡️ ‘Ensayos’ Montaigne (siempre hay que tener al lado)
➡️ ‘Cómo ser un Estoico’, Máximo Pigluicci.
➡️ ‘En la mitad de la vida’, Kieran Setiya.
➡️ ‘El arte de pensar’, José Carlos Ruiz (fantástico)
➡️ ‘El Poder de Confiar en ti’, Curro Cañete.
➡️ ‘Masonería’ José Antonio Ferrer Benimelli ( Hay una edición bolsillo)
➡️ ‘La metáfora masónica’, Javier Otaola. (Es un excelente escritor y sus libros sobre masonería son fantásticos).
➡️ ‘Respuesta Masónica’, Amando Hurtado. (Excelente también)
➡️ ‘Cartas a Lucilio’, Séneca (siempre hay que tener al lado).
➡️ ‘Psicologia Transpersonal’, Varios Autores
➡️ ‘La gran guía del coaching teológico’ Hermina Gomá
Y siendo pesado, como me lo han solicitado hoy, lo he hecho o mal hecho, por aquí dejo este video casero, grabado a peticionado de un espacio que imagino publicará (creo ha quedado extenso), que no sé si finalmente podrá verse en Youtube.
Si no se puede visualizar (estos temas son una novedad para mi), ya lo colgaré en otro formato otro día.
Feliz noche.