Día de luz y sol. (Por ayer)
Las responsabilidades me han obligado, hoy, a alejarme fuera de los pocos metros que se visualizan desde la ventana.
Reconozco que existe inseguridad, no sé si llamarlo inquietud o miedo. O un cúmulo de sensaciones que te provocan no estar dónde debes estar.
He sido de los que menos importancia dio a esto (😢) en un principio. No me lo podía creer. Jamás pensé que nunca estaríamos como estamos. Discutía y tachaba de hipocondriacos, o pesimistas, a aquellos que me decían que debíamos estar preparados para lo peor. Hoy, día 40 del estado de alarma, de confinamiento, todo lo vemos desde otro enfoque. La realidad ha sido la peor.
En las calles hay un movimiento cauto, pero lo hay. Creo que somos mucho más responsables en todos los sentidos aunque, he de decir, en ciertos sectores, todo se vive con una especie de respeto y libertad. Digo con esto que, o es así, por ejemplo en las obras, o termina por paralizarse absolutamente todo, con lo que conlleva, por más tiempo.
Cada uno llevamos un tipo de mascarilla, algunas caseras, de diseño. Se pondrá de moda, si no al tiempo. Es lo más triste o alegre: una obligación para la que no existen medios.
Llevo mal eso de no abrazar a los que conozco. De hablarles desde lejos, sin no verles los labios. Estoy acostumbrado a guiarme por los gestos, la vocalización, los tics.
He visto el sol, he visto las hierbas que crecen en libertad, los bichos que revolotean a sus anchas ante la falta de mantenimiento y fumigación en los jardines; esas flores que nacen entre los adoquines de las aceras. Todo asilvestrado. ¿También nosotros?
❇️ Dirección ↗️
No sé por qué, o sí (como digo siempre), me viene hoy a la cabeza la idea de que lo peor que nos puede ocurrir en la vida, a nivel personal o profesional, es no tener claro la dirección hacia dónde caminar.
➡️ Todo camino lleva a una meta, un destino. Todo destino es un objetivo.
👉 Podemos tener claro el objetivo, pero si comenzamos a dar rodeos, vaivenes, giros o volantazos, para ir, es tan negativo como puede ser no caminar en la dirección adecuada.
Y estamos viviendo momentos que producen dudas.
Son momentos de inquietud, que a todos nos hacen parar, reflexionar, replantearnos ciertas cosas e incluso dudar del camino que llevábamos recorrido y que, por cierto, también nos queda por recorrer.
Digamos que nos hemos encontrado ante un pedrusco, una montaña de granito que no esperábamos y que nos es muy difícil su escalada.
Por primera vez, independientemente de las circunstancias, a todos, también independientemente del camino de cada uno, se nos ha puesto delante la misma montaña.
➡️ De cada uno depende la decisión o solución de cómo superar.
Unos viajan solos, otros, hasta ahora, lo hacían acompañados.
Cada uno, a nivel personal, sus inquietudes, miedos, inseguridades o seguridades, creencias, carencias y circunstancias.
El ser inquieto, para bien o para mal, me ha generado vivir, estar en mil y una situaciones de todo tipo, a cuál más complicada: personales, laborales, empresariales e incluso políticas. Casi siempre, por no decir todas, en esos caminos variopintos, difíciles, acompañado de personas.
➡️ Los caminos, sobre todo aquellos que están llenos de dificultades, se hacen más llevaderos cuando vas acompañado.
Cuando los obstáculos son pequeños, con cogernos de la mano es suficiente para superarlos. Cuando los obstáculos son del calibre del que nos estamos enfrentando ahora mismo, comienzan las dudas, las indecisiones, las inquietudes e, incluso, las desconfianzas.
¿Podré?
¿Podremos?
¿Podrás?
¿Este de al lado me aporta o me resta?
¿Y si me uno a este otro y sumamos, y dejamos a ese que va más lento?
Aparecen los famosos egos humanos, de los que no nos despegamos.
Aparece el individualismo, el YO.
Decidir, en estos momentos, no es baladí. Supone asumir cada uno de nosotros ese liderazgo personal que, también, ha de estar por encima de los egos, que sume al proyecto común.
Mi apuesta siempre ha sido, pero también a veces me viene la duda, por un egoísmo global. Me explico, que no se mal interprete. El egoísmo implica pensar en uno mismo por encima de los intereses del resto ¿no? El egoísmo global, pues, para mi, implicaría la mejora individual siempre formando parte y dentro de lo global.
➡️Mejoro yo haciendo mejorar al resto. Mejora el resto haciéndome mejorar a mi. Ayudar a mi vecino a escalar esta montaña de granito me ayuda a mi a superarla también.
👉 ¿Qué soy capaz de aportar yo a mi mundo para que todos superemos el obstáculo?
En lo que me rodea, vengo notando, sintiendo, dudas. Una especie de ‘sálvese quién pueda’ de la hecatombe. ¡Error! Error en cualquiera de las circunstancias.
Debemos dar un reconocimiento a los demás, positivo, porque todos ellos, desde su perspectiva individual nos aportan y enriquecen.
¿Somos conscientes de cómo es la realidad en la que en estos momentos estamos inmersos?
Si siempre hay que estar despierto, o deberíamos haberlo estado, este momento implica una obligatoriedad de estarlo, además de asumir prestar una especial atención hacia dentro de nosotros y, a la par, hacia fuera, de todo lo que nos rodea.
Si frente un obstáculo o circunstancia difícil, el grupo duda individualmente de la capacidad de cómo plantear o asumir la estrategia para superarlo, lo normal es que todo derive en el fracaso global.
➡️ En momentos difíciles, dividir las fuerzas es un error, y mas lo es tratar de debilitar a otros miembros del equipo o, aprovechar su debilidad para pasar por encima.
Y dicho todo esto, expresado así, en forma de pensamiento y reflexión, vuelvo a la palabra inicial: Dirección.
Como siempre, todo es saber hacia dónde ir.