Estos días la ventana se convierte en una aventura, la única aventura.
Otro día de luz y de sol. Otro día que, ya casi terminado, me lo he encontrado con sensaciones raras, a no sé qué. A la situación, al futuro, a ese incierto mundo que todos nos hemos fabricado mentalmente y que, en tiempos de reflexión, afloran en forma de nubes grises.
Comienzo a percibir tensión, en unos y en otros. Cansancio. Lo que vivimos no es ninguna broma, ya nos hemos dado todos cuenta. Llevamos confinados unos un mes; otros cuidándonos sin descanso, en primera línea, algo más tiempo. Demasiados fallecidos.
Todo comenzó como algo transitorio, pero vamos para 45 días cuando terminemos la última (?) prórroga.
Las calles están completamente vacías. No hay niños pero sí, de vez en cuando, esos repartidores de comida a domicilio en bici o coche. (?)
➡️ La adversidad siempre deja grandes lecciones y potentes mensajes.
Solo nos tenemos los unos a los otros y creo que es el mejor momento para eliminar esos rencores, apartar las diferencias y buscar la unión como bandera.
Vivimos una primavera mutilada. No sé si llegaremos a ver los verdes del campo adornados en flores.
Pero aun con cierta nostalgia, con esos picos que van y vienen, lo único que no debemos perder ahora es la fuerza. Fuerza para seguir, fuerza para estar y fuerza para pensar que volverán todos esos momentos que tenemos pendientes todavía que vivir.
Nunca dije que esta etapa que vivimos fuera fácil.
Escribo y motivo. Pero hay días que el desnivel de la cuesta es mayor que otros.
Sigo pensando que tenemos una oportunidad para desarrollar nuestra mente y nuestro corazón.
Debería ser obligatorio, o incluso hacerlo de vez en cuando (hay personas que lo hacen), vivir un tiempo de recogimiento voluntario (importante, no obligado), de retiro. Aprovechar para cultivar cualidades de nuestra mente que el ruido habitual no nos permite reconocer.
No tenemos el método para controlar ciertas cosas, pero sí lo tenemos para controlarnos a nosotros mismos, nuestra mente y disfrutar en paz. Podemos aprender a estar en paz con esta situación o sin ella, con lluvia o sin lluvia, con ruido o sin ruido. Estar en paz.
No importa cómo cambien las condiciones externas de nuestra vida. Podemos encontrar esos momentos de paz. Estar en silencio. Meditar.
Todos los días trato de encontrar un tiempo para estar en completo silencio; respirar profundamente, contener el aire durante unos segundos y expulsarlo lentamente.
A veces me concentro en uno de esos mantras budistas. Casi siempre en el mismo: Om Mani Padme Hum.
Om Mani Padme Hum, que se podría traducir como ¡oh, la joya del loto!, es uno de los mantras fundamentales, y más populares, ya que aúna todas las enseñanzas de Buda. Se le conoce como el mantra de Chenrezig, el Buda de la Compasión.
Aprovecho estos días para acercarme más, todavía, al budismo. Sus textos, su filosofía, siempre han estado en mi.
El budismo no es tan solo una religión. Es una filosofía y un estilo de vida que marca el día a día de millones de personas de todo el mundo, a través de la meditación, el ejercicio de la sabiduría, la bondad y la compasión.
Fue en el siglo V antes de Cristo cuando Siddharta Gautama fundó el budismo al noreste de la India. Compartía su sabiduría y logros por medio de una ‘religión’ sin un dios del más allá.
En el budismo tibetano, el uso de mantras es una de sus características. Son un conjunto de palabras en sánscrito, lengua sagrada del budismo, que se recitan varias veces con la intención de conseguir un logro espiritual y liberar la mente.
Om Mani Padme Hum es el que siempre utilizo. En momentos de estrés, cuando necesito paz y concentración. De hecho, es el que me acompaña grabado en una de las pulseras que llevo puesta y que no me quito nunca.
Cada sílaba purifica el cuerpo, el habla y la mente al mismo tiempo que limpia el ego, la envidia, los prejuicios, el egoísmo y el odio.
Según las creencias budistas, al repetirlo, conecta con el amor universal y es posible alcanzar el nirvana al desarrollar las seis perfecciones:
Om: Generosidad
Ma: Disciplina o práctica ética
Ni: Paciencia y tolerancia
Pad: Perseverancia
Me: Concentración
Hum: Sabiduría
Hoy es uno de esos días en los que he necesitado un tiempo de silencio y encuentro. No sé si el cansancio mental o la necesidad de equilibrarme un poco más.
Y hoy no escribo más.
Feliz noche.