#1DíaMenosCoronavirus
Qué inmensidad de sol, ha iluminado hoy este viernes. Porque es viernes, ¿no?, y como tal lo tomamos. ¿O es diferente? Podríamos decir que muy diferente. Tal vez pronto nos acostumbremos a que lo diferente sea lo de antes, no lo de ahora.
Pensaba hoy, Pensar, en todo lo que algunos tratamos de convencernos y decirnos: esto nos hará más fuertes, es una oportunidad de cambio radical, y tantos mensajes que buscamos con el ánimo de no caer en la angustia.
La realidad es que todos saldremos de esto, lo superaremos, pero no sé si con más fuerza o si, por el contrario, con un sentimiento de fragilidad e inseguridad que no habíamos tenido hasta ahora.
No podemos esconder que hay personas que están falleciendo, solas, a causa de esta pandemia, que hay otros que están trabajando día y noche, prácticamente sin medios, para que no seamos más los fallecidos; que hay familias que hoy, a día de hoy, no saben lo que van a hacer el día después, porque no tienen ingresos, sus negocios están quebrados o han sido despedidos; que otros llevan en una habitación, encerrados, más de veinte días o en una vivienda interior de 45 metros cuadrados conviven cinco de familia, sin prácticamente ver el sol.
Esta es la realidad de lo que está pasando y, desde luego, a veces, trasladar fuerza o positividad resulta bastante complicado. Pero aun así siempre resulta que son muchos de ellos, muchas de esas personas de las que están en unas circunstancias mucho peores que las nuestras, los que nos trasladan palabras de ánimo y fuerza. Los que tenemos el privilegio de estar mejor, trasladamos pena y queja.
Por eso, aunque a veces cueste sentirlo, cada día ‘pienso seguir pensando’ que escribir en positivo, en una circunstancia que todos sabemos la que es, es fundamental para provocar Ser, guste o no.
Pensar. ¿No pensamos demasiado?
Pensar. ¿No lo haremos demasiado poco?
Pensar es una forma de autoconocernos y de llegar a conclusiones, positivas o negativas, sobre nuestra situación actual. Hablo de la personal de cada uno.
Pensar requiere de tiempo y ahora, circunstancialmente, lo tenemos.
Nuestros pensamientos son diferentes dependiendo del estado de ánimo en el que nos encontremos. Puedo pensar al despertar sobre una cosa, pero por la tarde pensar totalmente diferente sobre lo mismo.
Tenemos una gran oportunidad para pensar. Hay que dedicar tiempo al pensamiento, para producir ideas coherentes, innovadoras, proyectos y acciones que nos provoquen caminar.
Si quisiéramos correr una maratón (yo lo hacía), debemos dedicar tiempo a correr, entrenar. Si quieres pensar correctamente, en positivo, debemos dedicar tiempo a pensar, entrenar nuestra mente en el pensamiento correcto.
«El que piensa poco se equivoca mucho» decía don Leonardo Davinci.
En mi caso particular soy de los que pienso en exceso, para lo bueno, pero también para lo malo. Lo pienso todo y de todo. A veces pienso tanto que me complico yo solo la existencia, pero en fin, así soy y así moriré.
A muchos de los que somos así, que nos gusta mucho pensar y reflexionar, nos llaman raros. Y más raros, todavía, si gustamos de vomitar esos pensamientos, a veces estúpidos, sobre el papel.
Pensar me hace bien, aunque entre tanto pensamiento suceden también, o se escapan, los negativos.
➡️ Pensar es producir.
El tiempo que dedicamos a pensar puede resultar una inversión. ¿Cuántos de nosotros no hemos hecho algo sin pensar y/o nos ha salido mal o nos hemos anticipado o hemos tenido que hacerlo dos veces por ello?
En la vida, en la empresa, hay que poner en valor el pensar las cosas. A veces corremos demasiado y por caemos. Otras veces, de tanto pensarlo, tampoco decidimos.
Hay pensamientos que nos vienen sin esperarlo, suelen ser esos que llegan cuando estás tranquilo, en paz, paseando.
Otros están ahí y no se van.
Pensar nos ayuda a analizar y dar vueltas a un problema hasta encontrar una solución. Pensar requiere de tiempo.
Pensar o no pensar en lo que pasa. Estos días se llenan de pensamientos amargos, aunque tratemos de sacar fuerzas y controlarlos.
Todos pensamos pero ¿razonamos?
Muchos de nosotros, que llevamos una vida de infarto, de carreras, nos hemos dicho muchas veces eso de «no tengo tiempo ni para pensar». Una sociedad que no piensa es una sociedad enferma ya que otros lo hacen por ellos.
Lo fácil es hacer lo que otros dicen que hagamos, es lo cómodo. Pensar, es decidir desde la circunstancia de cada uno, como más nos convenga, siempre dentro del contexto.
Esto que nos está ocurriendo, más allá de ese sentimiento de fragilidad que muchos podemos tener, que es una realidad, es una oportunidad para entendernos primero nosotros, luego entender lo que nos rodea y así analizar y reflexionar sobre nuestro modelo de vida, el que queremos, dentro de las circunstancias de cada uno.
➡️ Pensar es distinguir aquello que nos beneficia de lo que nos perjudica.
Hemos de pensar nuestra felicidad. La felicidad, o esa utópica felicidad, no nos puede venir dada por los demás; por esos anuncios, por las revistas, por los vecinos. La felicidad de cada uno entraña una manera de pensar la vida.
Nos hemos dejado llevar por los caminos de otros en lugar de construir el nuestro.
Pensar es sentir y razonar.
Mi amigo Kant decía: «Atrévete a pensar». Que cada uno piense por sí solo y luego decida si quiere ir o quedarse quieto. Lo más fácil, repito, es que otros piensen por nosotros porque así son otros los que tomarán las decisiones, que suponen una gran responsabilidad y nosotros solo tenemos que aceptarlas o, como ocurre en muchos casos, quejarnos.
Pensemos nosotros. Pensar es ser uno mismo.
👉 ¡Sapere Aude!
Pensar como tal, pensamos todos. Pensamos al igual que respiramos. Pero ¿pensamos bien?¿Pensamos por nosotros o pensamos por otros?
➡️ Somos lo que pensamos.
Nuestros pensamientos influyen en nuestros comportamientos y nuestras emociones. Podemos tener pensamientos negativos, limitantes, destructivos o inútiles. El concepto es lo de menos. Lo que importa, es el poder que tienen de influencia tanto positiva como negativa en nosotros.
Los pensamientos y las emociones son siempre útiles, cuando nos permiten resolver lo que nos preocupa; inútiles cuando no nos alivian.
Las personas que son capaces de pensar con eficiencia emplean destrezas y hábitos por iniciativa propia, sin necesidad de otros.
El pensamiento eficaz nos ayuda a alcanzar los más altos niveles en nuestro anhelo de conocer y comprender el mundo que nos rodea, así como de actuar con sensatez, apoyándonos en ese conocimiento y esa comprensión.
Pensamiento y libertad.
El pensamiento nos hace más libres.
➡️ El pensamiento es libre. Pensar libremente te hace ser capaz de tomar tus propias decisiones.
Pensemos libremente pero pensemos. La libertad de pensamiento es un derecho clásico liberal que está recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos: Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
La Declaración Universal reúne derechos que tienen su propia especificidad, religión, culto, creencias, pero todos vinculados a la idea de libertad de pensamiento, o de conciencia, como derecho inherente a la persona. Dar forma a una opinión libre y desarrollar las propias ideas, sin ser perturbado por ello.
La libertad de pensamiento es una libertad de manifestación, que protege al ciudadano frente al poder y frente a los demás.
👉 Tenemos libertad para pensar, pensemos.
Buenas noches.