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La Confianza.

Cuando existe un problema, de nada vale estar dándole vueltas y vueltas, lo mejor es enfrentarte a él con valentía e intentar resolverlo lo más rápidamente posible, en caso contrario terminará por enquistarse.

La mente, si no vomita, te puede hacer un esclavo en la vida.

Cada día es una experiencia y cada día es capaz de hacerte sorprender. Alguno de los hechos que vivimos en el día a día, nos llevan  a reflexionar hoy sobre la confianza.

En mi caso creo que nunca aprenderé a no confiar. Defiendo la confianza y huyo de los desconfiados. Seré confiado siempre y eso, que conocen los demás, nos lleva a cometer errores que luego  desestabilizan o rompen el equilibrio.

La confianza en la vida se gana a base de esfuerzo y mucho trabajo, se pierde con la estupidez de un momento.

El valor de una persona está en la confianza que genera a los demás.

Me ha ocurrido con pocas personas, no más de los dedos de una mano. Pero me ha ocurrido y, uno tras otro, cuando no debería ocurrir más, vuelve a suceder. Aparece el que, aprovechando situaciones de teórica amistad, el buen hacer de los demás, busca, escondido en falsas caretas de honestidad, el interés particular por encima del interés general. Cae en el engaño y la falsedad, sin saber o comprender que tarde o temprano, todo se descubrirá y lo que pierde es mucho más de lo que gana.

Nunca he permitido que los errores de una persona terminen con los sueños de un grupo.

Arreglo los desaliños provocados por delincuentes emocionales, por mentirosos compulsivos, que no llegarán jamás a nada en su vida porque no saben que en este largo camino, lo primero de todo, lo esencial, es mejorar día a día en virtudes como la lealtad y la confianza.

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La confianza en la vida se gana a base de mucho esfuerzo y se pierde en un solo instante estúpido; decía, también, que el valor de una persona está en la confianza que genera a los demás.

Hay personas que se dedican, unos de manera consciente otros inconscientemente, a jugar con la confianza, lealtades y compromisos del resto.

No le dan importancia a nada y les da exactamente igual las consecuencias que provocan sus actos.

Se esconden en falsas ignorancias, en caretas de bondad, para eludir la responsabilidad de sus actos. Es más, buscan culpables de lo que ellos mismos han provocado para eludir su culpa.

«El que dice una MENTIRA no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera.»  Alexander Pope

El engaño sólo tiene un significado: hacer creer a alguien por medio de palabras, acciones, etc., lo que no es verdad, u obtener un beneficio de alguien aparentando o haciéndole creer algo que no es verdad.

Engañar a un amigo tiene dos significados a cuál más grave: el del engaño y el de la deslealtad.

Coger lo que no es tuyo tiene un nombre.

Coger lo que no es tuyo abusando de la confianza que otros depositan en ti, tiene dos nombres bien conocidos por todos.

Nos cuesta asumir como reales ciertos hechos que van acompañando nuestras vidas, nuestra experiencia vital.

Lo mejor que uno puede dar en la vida es ser ejemplo de sí mismo. Es lo que quedará a sus hijos, la huella que quedará en el camino.

De los errores se aprende, aunque algunos ya estamos un poco hartos de aprender.

Jamás he hecho daño a nadie, en mi vida sólo he tratado de ayudar en lo que puedo a los demás. Confío en las personas porque creo en las personas. Siempre ha sido mi credo. Soy leal hasta lo insospechado con aquellas personas que confían en mi. Tanto es así que a veces supedito esa lealtad a mi interés personal.

A cambio, de vez en cuando, cada cierto tiempo, recibimos el brutal desengaño, ese aviso que te golpea como un martillo sobre tu cabeza rompiendo el camino y reafirmando tus equivocaciones.

«La intención de no engañar nunca nos expone a ser engañados muchas veces.» François de La Rochefoucauld

Con los desengaños no se resiente la vida de uno, que sigue, ni siquiera el bolsillo, que con más trabajo y tesón se recupera; con los desengaños se resiente el corazón y el alma. Ese dolor que queda, ese dolor que es, ese dolor que perdura en el tiempo.

No es fácil corregir un desengaño, no es fácil demostrar lo indemostrable.

Tratar de buscar el significado, el porqué de que alguien haga determinadas cosas, no sólo es una tarea ardua y difícil, sino que puede convertirse en una carga mental de difícil expresión.

Estamos programados para sobrevivir, pero no a costa de los demás. Cuando estamos ante una necesidad vital debemos pedir ayuda y nunca vulnerar ese espacio esencial e irrecuperable que existe entre lo propio y lo ajeno.

Dar un paso atrás cuando se decide traspasar el umbral de lo éticamente correcto es complicadísimo.

De nada valen los discursos, lo que valen son los hechos.

Seguimos caminando.

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