En Yoga, shavasana es ese instante en el que tratas de desprenderte de todo lo que te interrumpe, te encuentras contigo y buscas una especie de misticismo lento, tranquilo, olvidándote del resto. Simplemente buscas el instante.
Ha sido en un momento así en el que me vino a la mente una cita anónima que dice algo así…
«Invierte en todo aquello que un naufragio no te pueda arrebatar“.
Suficiente para pensar, suficiente para meditar sobre algo de lo que no somos capaces de desprendernos: el ansia por tener, por poseer cosas que mañana, o dentro de un rato, quedarán aquí sin ni siquiera haber disfrutado.
Esta cita tiene un significado tan profundo que a mi, en los últimos tiempos, me hace reflexionar constantemente: porque ¿de qué vale ‘tener’, ‘poseer’?
Vivimos días extraños. A veces no somos capaces de encontrar una respuesta a algunas cosas; ni siquiera, tampoco, de vivir con intensidad muchos de los buenos momentos que nos aparecen y que, en otras ocasiones, nos llenan de crecimiento poético.
No encuentramos sentido a algo de lo que vemos y leemos, y eso nos convierte en seres deambulantes. No es normal.
El Yoga parece que está en auge. La pregunta es ¿por qué? La respuesta, desde mi humilde punto de vista, es porque necesitamos momentos, aunque sean obligados, de desconexión con el mundo que nos rodea.
Uno va construyendo su vida a base de pequeños ladrillos. Cree ver razones en el diseño de ese eterno templo vital. Pero ¿y si al final de la construcción, cuando crees que todo va concluyendo y quedando más o menos como pensabas, resulta que alguno de los ladrillos que pusiste en los inicios, no encaja correctamente?
¿Y si cuando, según estás terminando la construcción, uno de esos ladrillos puede hacer que todo caiga y quede hecho polvo?
Lo primero que piensas es tratar de reforzar el ladrillo, de fortalecerlo porque, sinceramente, tampoco creo que nunca sea tarde para ello.
Tal vez, aunque jamás lo hubiera pensado, esos instantes que vivo en Shavasana, al inicio, entre medias y al final de una clase de Yoga, sirvan para valorar mucho más mi interior y no dejarme influenciar tanto por lo exterior.
Esa es la respuesta: valorarnos más desde dentro, olvidarnos más de lo externo.