Desde Coach Integral Services, como Coach, toco y siento la realidad de muchas de esas personas de más de 40 años. Personas a las que la vida les ha hecho, en un momento dado, girar en 180º y a las que la sociedad, parece, da la espalda prácticamente por completo.
Normalmente uno es el que hace las preguntas pero entiendo que es muy complicado responder. Es difícil comprender, cuando alguien está en la plenitud de su vida, cuando la experiencia y formación supera a la media del resto, que las posibilidades de acceso a un puesto de trabajo sean realmente difíciles. Pasan los días, los meses, los años, y el «no» por respuesta se hace tan habitual que te lleva a estar en ese filo del precipicio.
En la época en la que desempeñé la labor de Director General de Empleo de la Comunidad de Madrid, cuando el desempleo azotó España y la llevó al borde del rescate, que no hace tanto, 2011/2012, me interesé especialmente por este sector de la población. Me interesé e impliqué tanto que, en algún momento, me afectó emocionalmente abrazar el sufrimiento de las personas. He tratado siempre de implicarme con la gente, con las personas, tratar de ayudarles. Nunca puedes todo lo que quisieras, ni está en tu mano hacer ni dar solución a muchos de los problemas que se plantean.. Tristemente, a día de hoy, muchas de esas personas continúan viviendo verdaderos dramas. Ellos no sienten esa ‘presunta recuperación’, esa mejoría macroeconómica que tardará en sentirse como mejora microeconómica.
No hay que darse por vencido jamás. No hay que dejarse caer. Tal vez hay que llegar ahí, a ese filo, a ese límite, para darnos cuenta de lo que valemos; para respirar y coger esa mínima fuerza que nos empuje a caminar hacia el otro lado, a alejarnos de ahí, a dar pasos cada vez más deprisa, con una visión más optimista, con esa fe y confianza necesarias para volver a subir la montaña que en el pasado bajamos.
Puede resultar fácil decirlo. Os aseguro que no. No es fácil decir cosas así a alguien que está viviendo un drama. No es fácil animar, sacudir, remover a alguien en unas circunstancias no deseadas. Pero es en esas circunstancias en las que, más que nunca, se necesita que alguien te agarre de la mano, te indique el camino, te diga que puedes hacerlo y te acompañe en los primeros metros.
Aunque sea complicado, es en esos momentos difíciles cuando debemos cambiar la percepción de las cosas. Cuando viajamos en avión y nos acercamos a algún aeropuerto cercano al mar, esas olas que nos pueden parecer peligrosas o que realmente lo son cuando las vemos desde la playa, parece que ondulan a nivel superficial. Nuestra percepción es distinta.
La montaña nos puede parecer muy alta, más alta incluso que antes. Un día fuimos capaces de subirla, pero eso es el pasado. Ahora es ahora, pongámonos a caminar para llegar cuanto antes, nuevamente, a la cima.
José Luis Moreno
Tu Coach Personal
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