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De Tríos…

En Babelia, el suplemento que El País edita los sábados, se publicaba estos días una entrevista al escritor irlandés John Banville. De John Banville sólo he leído la novela ‘El Mar’ y me pareció excelente. 

De quién sí que no he leído nada es de Benjamin Black, alter ego de Banville, seudónimo con el que se ha adentrado en la novela negra con media docena de títulos bastante buenos, según las críticas.

El pretexto de la entrevista al señor Banville es porque en estos días vuelve a publicar novela, ‘La guitarra azul’, un libro sobre el egoísmo del amor y el adulterio parece que inspirado en sí mismo. 

El motivo fundamental por el que me gusta leer entrevistas a escritores, ya sean filósofos, novelistas o poetas, es por aprender de su experiencia, de su vida literaria. Pero la causa por la que hago referencia, aquí, a esta entrevista no es en este caso por esto, sino por sus atrevidas declaraciones.

En los últimos tiempos, coincide con el lanzamiento de un libro, una precampaña publicitaria, marketing literario, que suele ser en muchas ocasiones provocadora, atrevida e incluso cargada de denuncias que no tienen otro sentido que el de generar debates, discusiones y/o ansiedades por la lectura del libro en cuestión. Una buena táctica, por cierto.

Pero leyendo esta entrevista, no me ha parecido que así fuera. Banville no sólo reconoce que es un adúltero sino que predica tener dos mujeres y dos familias distintas. No es que primero hable Benjamin Black y luego John Banville, no. Quién habla y contesta a las preguntas del entrevistador es uno, él mismo: convive con dos mujeres y con dos familias diferentes. Algo que, entiendo, es más que sabido y  probado aunque yo no tuviese ni idea.

P. Puedo preguntarle algo personal, si no quiere no conteste. ¿Es cierto que tiene dos esposas?
R. Sí, las tengo. Tengo una mujer y una compañera y las quiero a las dos. Pero amo a todas las mujeres que he amado. (…)

John, que tras estas confidencias prefiero llamarle así, tiene una mujer oficial, con la que está casado y con la que tiene dos hijos mayores de algo más de cuarenta años; y tiene una compañera ‘oficiosa’, con la que tiene otros dos hijos, de mitad de edad que los dos anteriores.

P. Pero ella lo sabe (su mujer ‘oficial).
R. Oh, claro. Paso la mitad de la semana con mi mujer y la otra con mi pareja
P. ¿Y ella está de acuerdo?
R. No.
P. O sea que el amor duele.
R. Claro que duele. Mucho.

Siempre he creído, y pensado, que los escritores consagrados, más allá de su físico, que no suele ser de una belleza que resalte, sí tienen un atractivo verbal, suelen ser interesantes y seductores. No todo el mundo escribe un libro y mucho menos publica. El hecho de escribir genera un enganche hacia el resto porque no es algo habitual, tiene algo de valentía.

En las biografías de casi todos los escritores de renombre, aparecen relaciones, públicas o privadas, algunas reconocidas tras la muerte, que en la vida misma podrían resultar imposibles.

«Todo amor es narcisista y luego se convierte en otra cosa» John Banville

Me resulta impresionante el ‘trío’ admitido de este tipo. No me parece nada atractivo, pero está claro que su poder de seducción no está en el físico. 

Reconocer públicamente una relación así no sé si gustará mucho a sus dos mujeres, aunque lo sepan. No sé que debe de sentir una u otra cuando algún periodista le pregunte: ¿hoy duerme con usted el gran Banville o duerme con su otra mujer?

¿Qué pasaría si una mujer, escritora, empresaria o ama de casa, saliese diciendo por ahí que tiene dos esposos, el oficial y el oficioso? Que de uno tiene dos hijos y de otro otros dos. Que con uno se acuesta media semana y con el otro la otra. Que para que no haya equívocos, dependiendo de quién quiere embarazarse, una mitad de semana obliga a utilizar preservativos a uno y otra a otro. 

¿Una relación así sería admitida o aguantada por dos hombres? Uff.

La verdad es que la entrevista merece la pena, no defrauda y no sólo por lo literario sino por cómo trata y define el amor:

P. ¿Es posible el amor sin herir?
R. Lo pondré así. Cada mujer que he conocido ha sido encantadora, amable, todo lo que he aprendido en la vida lo he aprendido de las mujeres, las mujeres me parecen completamente diferentes de los hombres, no puedo imaginar una cena con 12 hombres, toda esa testosterona… toda mujer que he amado de alguna manera me ha seguido queriendo.
P. ¿Pero es posible amar sin daños?
R. He intentado hacerlo sin daños. El amor del que hablamos solo dura poco tiempo. El enamoramiento. Luego cambia a otra cosa más importante, gustar es una palabra débil, pero es bueno gustar.

En fin, todo un personaje. Y esto no es sólo literatura, parece que es la vida misma. Vaya con los irlandeses.

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